PADECIMIENTOS MEDICOS EN LA SALUD EN LA AVIACION

13.05.2013 02:39

 

Personas que sufren de hipertensión arterial:

La hipertensión arterial es una enfermedad frecuente en personas de todas las edades, especialmente en mayores de cuarenta años. Ante los cambios de altitud, especialmente en viajes de menor a mayor altitud, la presión arterial podría incrementarse considerablemente. Algunas de las causas más importantes se encuentran relacionadas con los propios cambios en la presión atmosférica que es menor a mayor sea la altitud. Las reacciones a este cambio en la altitud:

Aumento en el péptido auricular natruiurético: Hormona que se encarga de la retención de sodio y agua en el organismo. Al aumentar el sodio, también se incrementa la presión arterial sistémica.

Aumento en las calecolaminas circulantes: Sustancias que se originan principalmente en las grándulas suprarrenales, aumentan la presión arterial sistémica, la potencia y la frecuencia del corazón, lo que podría desencadenar angina de pecho o arritmias en personas susceptibles.

Personas que sufren de asma, Bronquitis crónica o Enfisema Pulmonar:

En estas personas, a los cambios en la altitud se incrementa el tono vascular de las arterias pulmonares, lo que reduce el flujo de sangre a estos órganos, y por consiguiente disminuye el transporte de oxígeno a los órganos. Por otra parte, la disminución del oxígeno ambiental provoca un deterioro en la capacidad física del enfermo, por lo que las complicaciones son frecuentes. De la misma forma, los viajes a ciudades de ambiente frío o a mayores altitudes también se desencadena frecuentemente un broncoespasmo (una disminución en el diámetro interno de las vías respiratorias, sea por inflamación de la mucosa, por aumento en el tono muscular de la vía aérea o por incremento en la cantidad de secreciones).

Los pasajeros que padecen enfisema pulmonar ocasionalemnte llegan a presentar neumotórax espontáneo, que es la ruptura de una “burbuja” de aire también llamada bula enfisematosa, en los tejidos del pulmón, que generalmente es más frágil que el resto del tejido pulmonar. Esto sucede más comúnmente en viajes donde los cambios en la altitud son rápidos o bruscos, por ejemplo, al volar en helicóptero, al volar viajes cortos desde ciudades de gran altitud (Ciudades de México, Perú, Bolivia, o China, entre las más altas), al viajar en aviones de cabina no presurizada, o ante la descompresión de una presurizada en vuelo a más de 10,000 pies de altitud. Lo mismo sucede en viaje cortos y muy frecuentes.

Al viajar a lugares de menor altitud que el sitio de origen, (por ejemplo de la Ciudad de México, con una altitud de 2240m en promedio, a las costas, con 0-10m de altitud) existe una mejoría temporal de las manifestaciones clínicas del enfermo, sin embargo estas se manifiestarán a su regreso, después de una adaptación temporal a las presiones y oxigenación correspondientes al nivel del mar. Este deterioro es más manifiesto si el viaje duró más de una semana.

Personas que sufren problemas odontológicos:

Las muelas cariadas y mal obturadas presentan un pequeño espacio con aire debajo de la amalgama o la curación realizada por el dentista, que por efecto de la descompresión se expande. Al no haber un espacio de salida, éste presiona sobre los tejidos más vulnerables (la dentina o el nervio). A menos que se haya realizado una neurolisis (destrucción del nervio), este proceso causa gran dolor al cambio de altitud.

Personas que sufren problemas de oído, nariz o garganta:

Estos órganos presentan cavidades virtuales y reales, por ejemplo, los senos paranasales, que son huecos localizados en los huesos maxilares y faciales. En las personas con sinusitis, el drenaje de líquido de estos espacios se encentra obstruído, por lo que el aumento en la altitud incrementa la presión de su interior, lo que podría resultar muy doloroso. De la misma forma, una otitis crónica podría desencadenar pérdida de la audición, del equilibrio o dolor en los viajeros frecuentes.

Personas con capacidades diferentes:

Las personas que requieran de implementos para desplazarse (muletas, sillas de ruedas) tienen el derecho a ser atendidos como cualquier otro pasajero y de recibir un lugar en todas las líneas comerciales. Sin embargo, al momento de comprar tu pasaje, deberás advertir al@ vendedor@ sobre esta condición, ya que el espacio podría ser limitado en número, o requerir rampas o procedimientos especiales que no se encuentran en todos los vuelos. De la misma forma, algunos aviones no tienen el espacio suficiente o los aditamentos para llevar el equipamiento en la cabina. En esta página encontrarás los lineamientos necesarios al respecto.

Pilotos, Sobrecargos y Personal Técnico Aeronáutico a bordo:

Además de las condiciones expuestas en el rubro de pasajeros y viajeros frecuentes, el personal técnico aeronáutico está expuesto a condiciones que de no ser prevenidas podrían poner en riesgo la operación el vuelo. Las más importantes se relacionan con la orientación y estado de alerta del personal. Se describen las de mayor trascendencia:

Desorientación espacial:

Debido a los frecuentes cambios en la posición del aeronave con respecto al entorno, el piloto deberá entrenar su capacidad de orientación relacionando los sentidos de la vista, el oído, el equilibrio, además de dar una interpretación continua a los instrumentos de vuelo. Esta adaptación puede estar alterada como consecuencia de una enfermedad aguda que en otros casos podría pasar desapercibida, como una infección viral de las vías respiratorias altas (un resfriado común) que al inflamar el oído obstruye los drenajes de este órgano y podría alterar el funcionamiento de los otolitos o el laberinto, cuyo mecanismo de trabajo es a través del movimiento de fluídos a través de conductos.

Alteraciones de la visión:

La hipoxia asociada a los cambios de altitud genera una disminución de la agudeza visual especialmente en la obscuridad. Al disminuir la luz, se incrementa el consumo de ATP que es la molécula generadora de energía por la retina y de oxígeno. Cuando se combinan la hipoxemia (disminución en la concentración de oxígeno en la sangre) con la obscuridad correspondiente a un vuelo nocturno, se incrementa el riesgo de accidentes. En el caso de los helicópteros y los aviones de cabina no presurizada, no se permite la realización de vuelos nocturnos a menos que se limiten en tiempo y de que realicen el vuelo dos pilotos. De aquí que sólo cierto tipo de helicópteros puedan volar de noche.

Fuerzas G:

Los cambios bruscos de trayectoria o velocidad de las aeronaves, especialmente los aviones militares exponen al tripulante a fuerzas de gravedad en diversos sentidos. Estas fuerzas provocan alteraciones en el flujo de sangre en diversas zonas del cuerpo, como las extremidades o la cabeza. En el caso específico de una aceleración lineal con dirección cefálica, la sangre se estanca en las extremidades inferiores, siendo éstos la zona de “fuga”, por lo que la sangre deja de circular hacia la cabeza. Por consiguiente, el individuo puede perder el estado de alerta en pocos segundos. Si el individuo que sufre esta alteración es el piloto, este mecanismo podría generar que se pierda el control del aeronave, el tiempo suficiente para que ocurra un accidente. Para evitar las consecuencias derivadas de las fuerzas G sobre el organismo del piloto, existen entrenamientos especializados además de un equipo que se coloca sobre el vestuario y que funciona al comprimir las extremidades inferiores y el abdomen cuando se sobrepasa un límite fisiológico antes de que se presente la pérdida del estado de alerta.